jueves, 20 de diciembre de 2018

El deseo


Debajo del árbol navideño vi un sobre. Mi carta había sido leída y había una respuesta. Algo dentro de mí se regocijaba con la sorpresa de la imposibilidad.

Abrí lentamente el sobre, las manos me sudaban.

En el papel podía leerse en letras doradas un mensaje que decía:

“Te has portado como se debe, por eso, te dejamos un obsequio: pide lo que quieras”.

¡Mi regalo era un deseo para ser cumplido! 

Pasé un día pensando en qué pedir...

Cuando tuve certeza de lo que quería, tomé el sobre para leer las instrucciones de uso y activar mi deseo, pero algo pasó; en la hoja había un letrero que había aparecido y tomado el lugar del anterior, escrito en letras pequeñas el aviso decía:

“Aquel deseo que viene del corazón no requiere tiempo para pensarse; esta oferta es válida por el tiempo en que el cuerpo ejecuta 30 latidos, después de este lapso, queda anulada la posibilidad de cumplir anhelos, imposibles, placeres y sueños. Cualquier queja y sugerencia podría ser atendida al siguiente año si se porta como se debe”.

Me quedé en silencio. Miraba constantemente el papel buscando el otro mensaje. No lo creía. Observaba y buscaba algo que ya no estaba pero que deseaba con infinitas ganas, estuviera.Sólo pensaba en que yo no sabía qué pedir...es decir, no esperas recibir ese tipo de cosas y cuando llegan, pues, es que, cómo se puede hacer, sin que...en fin.

He dejado otra carta y espero que el siguiente año me visiten; de menos, que recojan mi sugerencia sobre el tiempo óptimo para pensar en un deseo.